Con el auge de la autopublicación en plataformas como Kindle Direct Publishing de Amazon y Lulu.com, nunca ha sido tan fácil hacer realidad tu sueño de convertirte en autor publicado. Puedes publicar con Amazon, tanto en papel como en Kindle, sin coste alguno. Nada te impide ver tu nombre impreso.
Pero la disponibilidad de la autopublicación para todos no es del todo positiva. Sin controles de calidad, sin requisitos de edición y sin el meticuloso proceso de envío de trabajos a editoriales (y la inevitable espera de los rechazos), los aspirantes a autores tienen mucha menos presión para dedicar tiempo a perfeccionar su arte. Es una farsa.
No seas uno de esos escritores que, solo porque no tienen que preocuparse por el rechazo de las editoriales a su novela, escatiman en gastos en el proceso de escritura. Tus (potenciales) lectores merecen mucho más. Por eso, en este artículo magistral, compartiré contigo mis diez mejores consejos para la obra de ficción perfecta, basándome en la sabiduría de algunos de los autores más vendidos de todos los tiempos.
1. El destello de la luz sobre el vidrio roto
El gran narrador ruso del siglo XIX, Antón Chéjov, aconsejó:
“No me digas que brilla la luna; muéstrame el destello de la luz en el vidrio roto”.
Por supuesto, reconocerás el consejo fundamental que todo escritor de ficción lee en todos los libros sobre escritura: muestra, no cuentes. No es un secreto, no es nuevo ni revolucionario, así que ¿por qué sigue encabezando mi lista?
Porque es el consejo más importante que un escritor necesita. No importa si estás empezando tu primer cuento o si llevas veinte novelas, si olvidas esta regla, decepcionarás a tus lectores. Incluso los escritores más experimentados tienen días malos (o, más comúnmente, momentos fuera de los libros) en los que su escritura se vuelve más reveladora que llamativa y pierde su impacto.
Entonces, ¿cómo te aseguras de mostrar y no contar? En mi caso, la magia surge al editar, así que no me preocupo demasiado por el primer borrador. Nadie lo verá excepto yo, así que no importa lo malo que sea. Cuando edito, soy implacable. De hecho, cuantos más libros publico, más implacable me vuelvo; porque, en serio, me estremezco cuando releo mis primeras novelas (publicadas de forma tradicional) y me pregunto cómo lograron publicarse.
Cuando edito, me distancio de lo que escribo y me imagino como lector, no como escritor. Me aburro con facilidad, lo cual es bueno cuando busco demasiada narración y poca demostración. Si me aburro, hay demasiada narración.
Lo que a mí me funciona puede que no te funcione a ti (así que no prometo nada). Tienes que encontrar lo que te funcione. Sin embargo, al editar, piensa en las palabras de Chéjov. ¿Escribes frases como «la luna brillaba intensamente»? ¡Qué aburrido! ¿Acaso «el destello de la luz sobre el cristal roto» no es mucho más evocador? Eso es lo que te lleva de un escritor común a un escritor magistral.
2. Lea el primer borrador rápidamente y no mire atrás
¿Sabes cuál es uno de los mayores obstáculos para quienes aspiran a ser escritores? El miedo a la página en blanco. He trabajado con cientos de escritores durante mis años como coach de escritura, y parece ser un hecho universal que la página en negro (o el cursor parpadeante) impide que muchos alcancen sus sueños de escritura. ¡No dejes que eso te pase!
Temerle a la página en blanco es un miedo totalmente irracional, pero puede ser devastador. Probablemente sepas a qué me refiero: estar sentado frente al ordenador o con un cuaderno durante horas, preocupado por si, de alguna manera, empezar mal tu historia. Aquí tienes un secreto que aprendí del autor superventas James Patterson: No existe tal cosa como empezar mal una historia. La única forma de empezar mal una historia es si la dejas y no la empiezas nunca.
Superar el miedo a la página en blanco tiene una solución sencilla: empezar a escribir . No importa lo mal que esté. No importa si descartas escenas después durante la edición. Lo más importante es plasmar las palabras, las palabras que sean, en la página.
Nunca edites mientras escribes tu primer borrador. En cuanto empiezas a editar, empiezas a cuestionarte, y eso puede volver a estancar el proceso de escritura. Así que empieza a escribir, escribe en esa página y no te atrevas a mirar atrás hasta que llegues al final.
3. Planificar o no planificar, esa es la cuestión
Esto es algo que puede dividir a los autores en dos bandos, y los debates pueden ser feroces. No quiero iniciar una guerra abierta, así que no les diré en qué bando estoy. En cambio, veamos ambos lados del debate, y ustedes pueden decidir cuál prefieren. Eso sí, no cometan el error de comentarlo con sus colegas escritores; la cosa se puede poner muy fea, muy rápido.
Primero, hablemos de los planificadores dedicados. Autores superventas como James Ellroy y James Patterson se encuentran firmemente arraigados en este grupo. Ellroy, por ejemplo, escribe sinopsis para sus libros que pueden superar las 200 páginas. Asimismo, Patterson, quien escribe varios libros al año, plasma cada detalle de la trama en un esquema antes de empezar a escribir su primer borrador. Considera que esto facilita el comienzo de la escritura.
¿Y qué hay de los que no planifican, o de los que escriben a la ligera? El británico Ian Rankin es uno de ellos. Para él, no tener un plan para sus novelas significa que escribir es mucho más una aventura. Es como si la novela tuviera mente propia y controlara su propio destino, lo cual es una forma genial de verlo. El primer borrador de Rankin es una oportunidad para conocer a los personajes, y eso no funcionaría si todo estuviera planeado con antelación.
4. Desarrolla tus músculos de escritura
¿Sabes que si te saltas una semana (o seis) de tu rutina de gimnasio, volver a coger el ritmo se convierte en una auténtica lucha? Lo mismo ocurre con la escritura. Tu capacidad para escribir es, de hecho, un músculo que, si no se ejercita con regularidad, se atrofia rápidamente.
Cuando te has saltado un par de sesiones de gimnasio, ¿te has dado cuenta de que te cuesta mucho más convencerte de volver? ¿Quizás eres como yo, que tras faltar un par de semanas, prácticamente no hay posibilidad de volver? Con la escritura puede pasar lo mismo. Es muy fácil perder la práctica, el hábito de escribir a diario, así que cuando encuentras tiempo para escribir, casi tienes que obligarte a hacer algo que te encanta.
No se trata solo de mantener una rutina. Al escribir ficción, escribir a diario mantiene viva la relación con los personajes y la trama sólida. Para el extraordinario escritor de terror Stephen King, el hábito de escribir a diario es esencial para completar con éxito un manuscrito.
5. Desconéctate de las distracciones
Internet es increíble. Nos conecta con personas afines al otro lado del mundo, facilita enormemente la búsqueda de información para tu ficción y te permite comunicarte fácilmente con tus fans.
Pero para los escritores, internet también es el mayor enemigo de la creatividad y la productividad. Los teléfonos inteligentes han empeorado la situación. Hay muchísimas distracciones: notificaciones de redes sociales, notificaciones de correo electrónico, sitios web que nos roban el tiempo sin darnos nada a cambio.
La cantidad de horas que he perdido navegando sin rumbo por internet es vergonzosa. Me distraigo con facilidad, y como no puedo recuperar las horas perdidas, ahora me propongo desconectarme de cualquier distracción. Cuando estoy trabajando en una novela, apago el wifi a propósito. No en el ordenador; es demasiado fácil volver a conectarlo. Apago el router, porque así es menos probable que ceda a la tentación si tengo que bajar a conectarme de nuevo a internet.
Si desconectar el wifi no te resulta práctico o tienes que pensar en otros miembros de la familia, un dispositivo antidistracciones como Freewrite puede ser la solución perfecta. Sin un navegador que te distraiga, puedes concentrarte en escribir y ver cómo tu productividad se dispara.
6. Creación de personajes complejos
Una de las claves principales de la ficción de calidad son los personajes que realmente atraen a los lectores. Crear personajes tridimensionales que parezcan salir de la página es una habilidad difícil de desarrollar. Me encanta leer, pero no hay nada más decepcionante que un libro lleno de personajes planos y superficiales. Ni siquiera la trama más cautivadora puede salvar esos libros para mí.
Probablemente hayas notado que los seres humanos pueden ser impredecibles. Para que tus personajes sean creíbles, también deben serlo. Es importante que puedas mostrar diferentes facetas de tus personajes, ya que así es como tus lectores los conocen.
Por ejemplo, los escritores principiantes suelen cometer el error de crear personajes villanos que solo muestran su lado amenazante. Sin embargo, esa previsibilidad hace que los villanos sean demasiado fáciles de olvidar, y es importante que tus personajes perduren en la memoria de tus lectores mucho después de terminar el libro.
Piénsalo: ¿qué es más memorable: el villano que solo hace cosas desagradables, o el villano que es desagradable el 90% del tiempo, pero pasa todas las tardes de domingo enseñándole defensa personal a su hermano menor?
7. El rollo de película en tu mente
Los guionistas suelen adaptarse con facilidad a la ficción fantástica, pero a los escritores de ficción no les resulta tan fácil escribir guiones. No siempre es así, y siempre hay excepciones, pero hay una muy buena razón para ello. Escribir para la gran pantalla significa tener una especie de vista panorámica de la historia, visualizando cada detalle como si la película ya estuviera hecha y se proyectara en un carrete mental.
Cuando entreno a escritores que tienen dificultades para dominar elementos narrativos como el punto de vista (PDV) y plasmar sus historias en la página, suelo recomendar un curso corto de escritura de guiones. Tener que pensar constantemente en el punto de vista de cada escena y centrarse en los detalles del entorno, en lo que hacen los personajes al hablar e incluso en lo que se ve al final del plano es una excelente práctica para escribir ficción realista que realmente atraiga a los lectores.
Hay cursos cortos de escritura de guiones que puedes encontrar en línea (como los cursos en Udemy) y vale la pena probarlos para ver por ti mismo cómo tu escritura puede mejorar cuando recorres mentalmente cada escena del carrete de la película.
8. Sigue a tus personajes a dondequiera que te lleven
Si eres de los planificadores meticulosos que mencionamos antes, esto puede incomodarte un poco. A los planificadores no les gusta desviarse. Pero si nunca has tenido el placer de permitir que tus personajes lleven la historia por otro camino, te estás perdiendo algo realmente emocionante.
A veces no funciona y hay que volver atrás, pero otras veces tus personajes te llevan a una aventura de descubrimiento que te permite compartir la misma sensación de emoción y anticipación que experimentan tus lectores.
Sin embargo, para poder seguir a tus personajes, tienes que darles vida en la página. Son los personajes más extraordinarios los que te llevan a las mejores aventuras y te ayudan a descubrir las verdaderas profundidades de tu imaginación.
Me encanta leer libros que de repente toman un rumbo inesperado porque sé que el autor ha vivido una de esas maravillosas aventuras, y su escritura es mucho más rica gracias a ello. Nunca tengas miedo de ver adónde quieren llevarte tus personajes: ¿qué es lo peor que podría pasar?
9. Vive la vida de tu personaje
¿Tu personaje ha comido hoy? En serio. ¿Lo ha hecho? ¿Se ha duchado esta mañana? Quizás pienses que he perdido el hilo (perdón por el juego de palabras), pero los detalles de la vida de tus personajes son importantes para tus lectores. O, al menos, deberían.
He perdido la cuenta de la cantidad de manuscritos que he revisado para clientes de coaching en los que he empezado a preocuparme seriamente por los personajes. No, no necesito saber cada vez que un personaje va al baño, pero tus personajes necesitan tener cierta monotonía en sus vidas para ser creíbles.
Una herramienta muy eficaz para comprobar la credibilidad de la vida cotidiana de tus personajes es intentar vivirla durante un día. Si al final del día estás exhausto y de mal humor por haber estado corriendo de un lado a otro sin comer nada, quizá puedas ver las grietas en la credibilidad. Es necesario que ocurran cosas cotidianas, además de las emocionantes que impulsan la trama; de lo contrario, tus lectores podrían empezar a perder el interés.
10. Si no lees regularmente, no tienes por qué ser escritor
Puede que suene un poco controvertido, y sé que algunos autores superventas insisten en que no pueden leer la ficción de nadie mientras escriben sus propias novelas. Siendo sincero, antes me preocupaba cómo la lectura afectaría mi escritura, hasta que me di cuenta de que no leer era peor para mi oficio que leer.
Sumergirse en la creación de otro autor no solo te ofrece la oportunidad de relajarte y desconectar, sino que también te ayuda a perfeccionar tu técnica. Incluso si el libro que estás leyendo es pésimo, hay algo que puedes aprender de él (como por ejemplo, cómo no escribir una novela).
Leer libros escritos por autores superventas es una excelente manera de desarrollar tus propias habilidades. Puedes disfrutar de un libro y aprender de él al mismo tiempo. Reconoce las técnicas más efectivas. Descubre maneras de usar el lenguaje que no habías considerado antes. Examina el ritmo, los giros argumentales y las innumerables maneras en que los autores muestran en lugar de narrar, y aprovecha al máximo esas mismas técnicas para tu propia escritura.
Consejo extra: escribe para ti mismo
Uno de los mayores errores que puedes cometer como autor es preocuparte por lo que piensen los demás de tu obra maestra. En el momento en que te quedas mirando fijamente ese agujero negro, te estás creando un montón de trampas. No te preocupes por quién podría, o no, leer tu novela. No les des importancia, no mientras escribes.
Escribe tu novela. Disfrútala . Saboréala. Cuando te concentras demasiado en el misterioso "lector potencial", empiezas a cuestionarte y a dudar de ti mismo, hasta que tu creatividad suspira profundamente y se desvanece, frustrada, dejándote mirando desesperanzado el cursor parpadeante en la página en blanco, justo donde empezaste.