Una imagen vale más que mil palabras.
Hay un viejo dicho que dice que se puede transmitir mucha información con una sola imagen. Como escritor, generalmente no se cuenta con el beneficio de las imágenes para acompañar las palabras, así que, en cambio, se necesita encontrar maneras sencillas y efectivas de crear imágenes vívidas para los lectores. Idealmente, se busca que la escritura sea ricamente descriptiva, sin usar explicaciones demasiado largas.
Una forma de lograrlo es mediante símiles y metáforas. Ambas son formas de describir algo comparándolo con otra cosa, pero hay una sutil diferencia:
- Un símil es cuando dices que algo es parecido a otra cosa.
- Una metáfora es cuando dices que algo es otra cosa.
La mejor manera de entender cada método es examinar algunos ejemplos.
Símiles
De repente, se agitó de golpe, como una de esas figuras planas de madera que se mueven con una cuerda. (de Lord Jim, de Joseph Conrad)
¿Recuerdan esos juguetes? Sus extremidades tenían articulaciones en los hombros, codos, caderas y rodillas. Un tirón a la cuerda que colgaba de su espalda hacía que sus brazos y piernas volaran en todas direcciones. Al aplicar esta imagen mental a un cuerpo humano, pueden visualizar claramente la acción que Joseph Conrad describía.
Para entonces, Scarlett estaba furiosa, a punto de encabritarse como un caballo al contacto de una mano extraña y áspera en sus riendas. (De Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell)
Margaret Mitchell podría haber dicho “Scarlett estaba muy enojada”, pero al compararla con un caballo que se asusta fácilmente, ha transmitido la naturaleza explosiva de la emoción que hierve justo debajo de la superficie, lista para estallar a la menor provocación.
Los conejillos de indias, despiertos y mordisqueando, emitían un sonido similar al de un paño húmedo frotado contra el vidrio al limpiar ventanas. (de Arrowsmith, de Sinclair Lewis)
Cualquiera que haya limpiado una ventana conoce el ruido característico que se produce al frotar un paño húmedo contra el cristal. Este peculiar símil hace que la frase sea mucho más interesante que si Sinclair Lewis simplemente hubiera dicho que los conejillos de indias chillaban.
“No tuve más remedio que cojear como una jirafa desequilibrada con mi único zapato plano y un tacón de diez centímetros.” (de El diablo viste de Prada, de Lauren Weisberger)
El uso de una jirafa en esta comparación es perfecto porque es muy fácil imaginar sus patas largas y desgarbadas y la forma en que una jirafa bebé lucha por controlar sus extremidades cuando se levanta por primera vez después de nacer.
Como se puede ver en estos ejemplos, el objeto que el escritor utiliza como comparación es algo que el lector puede identificar fácilmente y que crea una imagen mental distinta que atrae la memoria y la imaginación del lector.
Metáforas
“La vida es una autopista.” (de la canción de Tom Cochrane)
“La vida es una montaña rusa.” (de la canción de Ronan Keating)
Obviamente, la vida no es en realidad una autopista ni una montaña rusa, pero ambas metáforas transmiten que la vida es un viaje largo y tortuoso con altibajos. Tanto las autopistas como las montañas rusas evocan imágenes de aventura, emoción, miedo, euforia, comienzos y destinos. Ambas son algo por lo que se viaja y ofrecen diversas experiencias a lo largo del camino. A modo de comparación, la película Forrest Gump contiene el famoso símil: «La vida es como una caja de bombones».
“El amor es como una moto de nieve que corre por la tundra y de repente se da vuelta, atrapándote debajo.” (de Matt Groening, El gran libro del infierno)
Aunque comparar el amor con un accidente de moto de nieve pueda parecer una metáfora inusual, es efectiva. Sugiere que la adrenalina y la euforia al correr por la nieve son muy parecidas a la alegre sensación de descontrol que se siente al enamorarse perdidamente de alguien. Entonces, sin darte cuenta, te golpea la conmoción del compromiso y, de repente, te sientes atrapado.
El Sr. Neck irrumpe en clase como un toro persiguiendo treinta y tres banderas rojas. (de Speak, de Laurie Anderson)
Aunque el Sr. Neck no es realmente un toro, la imagen de él actuando como tal es muy evocadora: ojos desorbitados, fosas nasales dilatadas, resoplando y jadeando, y cada uno de sus treinta y tres estudiantes es una bandera roja que provoca su ira.
“La vida”, escribió un amigo mío, “es una interpretación pública del violín, en la que debes aprender a tocar el instrumento sobre la marcha”. (De Una habitación con vistas, de E. M. Forster)
Si alguna vez has escuchado a un violinista principiante, probablemente estés familiarizado con el doloroso chirrido que suele acompañar sus primeros intentos musicales. El violín es notoriamente difícil de aprender y puede llevar muchos años dominarlo, pero los resultados pueden ser gloriosos si se le dedica suficiente esfuerzo, lo que lo convierte en una excelente metáfora de la vida.
¿Qué luz entra por aquella ventana? ¡Es Oriente, y Julieta es el sol! (de Romeo y Julieta, de William Shakespeare)
No, Julieta no es una bola de gas en llamas. El sol sí lo es, pero es mucho más que eso. Es la fuente de toda vida. Proporciona energía solar para alimentar a las plantas, que a su vez alimentan a otras criaturas y crean oxígeno. Regula el ciclo del agua en nuestra atmósfera. Sin el sol, dejaríamos de existir. Y eso es lo que Romeo siente por Julieta. Ella lo es todo para él, y no puede sobrevivir sin ella. William Shakespeare podría haber usado un símil y decir que Julieta era como el sol, sugiriendo que era radiante y hermosa, pero eso habría sido mucho menos impactante.
Cómo usar símiles y metáforas
Sophie abrió la puerta trasera y salió al jardín. Hacía calor y humedad.
Ahora, utilicemos un símil y una metáfora para describir el mismo evento.
Símil: Sophie abrió la puerta trasera y salió al jardín. Fue como entrar en una sauna.
Metáfora: Sophie abrió la puerta trasera y salió. El jardín era una sauna.
Cualquier método funciona bien y es más interesante que simplemente decir que hacía calor y humedad. Tanto el símil como la metáfora invitan al lector a recordar la sensación de entrar en una sauna: el calor opresivo, denso y bochornoso que hace que el sudor corra por la espalda sin evaporarse.
Al utilizar símiles y metáforas, hay algunas cosas que debes evitar:
1. Comparaciones incómodas
Si dices: “El olor me golpeó como una roca que cae”, suena extraño porque un olor no es un objeto físico y porque los olores no caen del cielo.
2. Clichés usados en exceso
Muchos símiles y metáforas son clichés, y deben usarse con moderación. Algunos ejemplos:
- Muerto como un dodo
- Terco como un toro
- Silencioso como un ratón
- Lloviendo a cántaros
- La calma antes de la tormenta
3. Metáforas mixtas
Una metáfora mixta es aquella en la que se combinan dos o más metáforas incompatibles, a menudo con resultados ridículos.
“Señor, huelo algo raro; lo veo formándose en el aire y oscureciendo el cielo, pero lo cortaré de raíz.” (Atribuido a Sir Boyle Roche)
Sí, a ti te gusta hacer de Will Truman el tranquilo mientras que yo soy el loco e intenso. Bueno, cuando la cosa cambia, mira quién es el bueno y quién el malo. (Grace Adler de Will & Grace)
“No me gusta. Cuando abran esa caja de Pandora, la encontrarán llena de caballos de Troya.” (Ernest Bevin, Ministro de Asuntos Exteriores del Partido Laborista)
4. Uso excesivo
Como todo lo bueno, los símiles y las metáforas deben usarse con moderación. Si usas varios por párrafo, probablemente sean demasiados. Úsalos con moderación para lograr el máximo efecto.
Eso es todo lo que necesitas saber sobre cuándo usar metáforas y símiles en tus escritos. ¿Tienes alguna metáfora o símil del que estés especialmente orgulloso? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
Acerca del autor:
Claire Wilkins es redactora y editora freelance de Nueva Zelanda. Le encanta escribir sobre viajes, salud, hogar y la puntuación correcta. Tras una trayectoria de casi tres décadas en servicios financieros, Claire dejó atrás el mundo corporativo para fundar Unmistakable, su empresa de redacción y edición. Crea textos para sitios web, blogs y boletines informativos para agencias creativas y pequeñas empresas. se especializa En pulir el contenido existente hasta que brille. En su tiempo libre, Claire disfruta observando nubes, cantando en el coche y editando vídeos. Puedes encontrarla en www.unmistakable.co.nz y https://www.facebook.com/UnmistakableNZ/.